miércoles, 9 de marzo de 2011

Pontypool (2008)

Película curiosa donde las haya. Una de los planteamientos más inesperados y enrevesados que he visto últimamente. Había leído sobre ella pero no me esperaba realmente encontrarme con semejante argumento.

Pontypool es un pequeño pueblo canadiense en mitad del frío invierno. La historia se presenta a través de Grant Mazzy (Stephen McHattie), un importante locutor de radio en la decadencia de su carrera que ingresa en una emisora de radio local tras haber sido despedido. En esta emisora está la productora Sydney (Lisa Houle) y la joven técnico del programa, Lisa (Georgina Reilly).


Inicialmente, Mazzy muestra su irreverencia y su impaciencia por poner el programa patas arriba y generar conflicto para animar la audiencia. De hecho, es hasta cómico. Pero en medio de sus bromas, empiezan a recibir mensajes y noticias que les hacen inquietarse. Al parecer hay tumultos de cientos de personas que se comportan de manera extraña por toda la ciudad, murmurando de forma incoherente. Se agrupan por hordas y están persiguiendo y matando a gente.

Lo que al principio es una gran sorpresa y parece incluso una broma que les están gastando se va transformando en  un suceso que cada vez está más cerca de alcanzarlos a ellos. Por otro lado, la comunicación con el exterior va siendo cada vez más difícil.

La idea es ciertamente sugerente. Es un enfoque radicalmente distinto a las películas del género zombie, podríamos decir, aunque esta película no entraría en este género estrictamente. No estamos en la acción sino en el terror psicológico de lo que está pasando fuera. No es tanto lo que se ve sino lo que no se ve.

Aún así, el desarrollo aún guarda más sorpresas (spoilers a continuación), al descubrirse que las personas están cambiando por algún tipo de virus que se transmite, de alguna manera, por las palabras. No por palabras cualesquiera, sino por algunas concretas: las palabras cariñosas. Esta es una curiosa visión del asunto, aludiendo metafóricamente a lo dependientes que somos del lenguaje y de los mensajes a distancia en esta era de la comunicación. En este punto la película se vuelve gratamente interesante, pues no sabes por dónde te va a salir el curioso, curiosísimo, personaje de Mazzy para poder escapar de la situación.

Llegando al final de la película, hay elementos que no aportan nada o diálogos que para mí no tuvieron ningún sentido, aunque supongo que en parte era el objetivo. O incluso la escena después de los créditos finales era como un corolario al sin sentido. Además, al principio pensé que Lisa, la técnico de sonido, acabaría siendo la protagonista de la acción pero, aunque resulta ser un elemento necesario de la historia su personaje es vacío y prescindible.

Pero aparte de esto, Pontypool tiene otras cosas muy buenas, como la relación entre Sydney y Mazzy, cómo se las apañan para sobrevivir, y la escena de Lisa intentando enrar a la cabina de sonido y la de la niña del coro me parecieron las más terroríficas. Esta película puede gustar a algunos y otros la odiarán o se aburrirán, pero desde luego es una historia diferente, que tiene el gran punto fuerte de un enfoque y un argumento relacionado con el lenguaje originales.

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